El acero y otros materiales sufren enormes daños debido a la corrosión, cuyas causas son variadas, pero siempre resultan en pérdidas económicas y pueden afectar la seguridad en la industria, estructuras y edificaciones.
La exposición al agua, altas temperaturas y sustancias corrosivas provoca diferentes tipos de corrosión en cualquier componente metálico expuesto al exterior. Para prevenir daños, se recomienda optar por materiales como el aluminio y el acero inoxidable, mantener la superficie seca, aplicar una capa de grasa o utilizar pintura anticorrosiva. Es ideal emplear uno o más de los sistemas de protección mencionados, o una combinación de ellos.
1. Protección por recubrimiento
Crear una capa protectora sobre el metal para aislarlo del entorno es una medida altamente efectiva. Se pueden usar revestimientos no metálicos como pinturas, barnices, plásticos, esmaltes y cerámicas. También existen opciones de recubrimientos metálicos disponibles en diversas formas de aplicación.
- Por inmersión: El metal se sumerge en un baño de metal fundido que se solidifica al enfriarse, formando una capa protectora sólida. Se utilizan materiales como estaño, zinc (galvanizado), aluminio y plomo.
- Por electrodeposición: Se aplica corriente eléctrica entre dos metales diferentes sumergidos en un líquido conductor (electrolito). El metal que se desea proteger actúa como cátodo y el otro como ánodo. Se deposita una capa protectora, como en el niquelado cromado.
- A través de capas químicas: Se forma una capa protectora delgada al hacer reaccionar el metal con un reactivo químico específico. Ejemplos incluyen la cromatización (con ácido crómico) y la fosfatación (con ácido fosfórico y fosfatos).
2.Inhibidores de corrosión
Los inhibidores químicos son sustancias que, aplicadas sobre superficies metálicas, forman una capa protectora contra la corrosión. Son comúnmente empleados para proteger materiales durante el almacenamiento o transporte. Tradicionalmente basados en aceite o solventes, hoy en día se prefieren los de base acuosa. Se dividen en dos tipos: los de absorción, que crean la capa protectora, y los barrenderos, que eliminan el oxígeno.